Sueños

Mujeres y hombres soñamos. Todos tenemos sueños placenteros. Mujeres y hombres nos venimos. Nosotras despertamos felices y nos bañamos. Ellos se despiertan, verifican los pormenores, son felices, cambian sábanas y se bañan. Las emociones y sensaciones se mezclan, los niveles de progesterona y tetosterona (según sea el caso) se elevan, entonces el deseo y las “ganas” aumentan. Los sueños pueden ser ligeros, termino medio o extra, éstos a su vez tienen sus niveles, un ejemplo de sueño termino medio es este:

Por una extraña razón estaba en casa del wey deseado (ni siquiera la conozco por dentro), pero sabía que estaba en ella. Y allí estabamos platicando, jugando, compartiendo y hojeando un libro de fotos en medio de la sala. Literal estaba baboseando con él. Sin connotaciones sexuales. Pero en un instante eso cambió, se acercaba más y me acariciaba, por supuesto que a veces una cede. Como los sueños son atemporales y abruptos, pasamos de la sala a su recámara. Y empezamos a babosear pero ahora con la compu. El baboseo se acabó, cuando me senté en sus piernas, aunque sólo tenía su mano en mi pierna y no acariciaba mis entrepiernas, me sentía muy, muy agusto. Y de nuevo otro brinco, ya me estaba despidiendo. Sin lujuria ni deseo. Ahhhh, todo cambió cuando el preguntó:
- Te vas así?
- Cómo así?
- Sin despedirte bien?
- Ahhh….

El beso de amigos, cambió a un beso de amantes cuando acarició mi espalda, bajo lentamente su mano a mis pompis y las apretó, sus brazos me envolvieron y cedí. Terminamos en la cama de su cuarto. Sus caricias y besos, conjugados con mis niveles de progesterona me dejaron una rica sensación llena de emociones, porque literal terminó haciéndome el amor.

Y desperté bien, pero recordándolo. Los buenos momentos se extrañan y se extraña más a quien los hace buenos.