Fetiche III

Pero, ¿qué sucede si el fetiche no es uno sino dos? Ahhh... pues la excitación es mayor. A parte de la nariz, están las manos... uffff!!!! No unas manos grandotas y toscotas. No!!! Deben ser grandes, pero delgadas con dedos largos y delgados. Con agilidad, no tontas y tímidas, ávidas de explorar todo lo que puedan, limpias. Mmm... no me importa si el hombre poseedor de tan bellas manos se come las uñas... eso es lo de menos... que de las yemas de los dedos se descifren como un mapa orográfico.

Regresemos con "el wey que el destino me regaló", recuerdan cuando escribí que terminé por venirme cuando le acariciaba la nariz. Bueno, pues imaginen esta escena en una barra del Bull, la barra que está a la derecha de la cabina. Mientras, yo me divertía con mi fetiche favorito, él me tenía tomada de la cintura. Su pierna entre mis piernas. Yo jugueteaba. Y su la mano izquierda bajó sólo un poco, al punto exacto, y la derecha seguía en la cintura... entonces, los fetiches hicieron click. Y se dió... era yo muy, muy feliz. Seguramente, él también echó andar su imaginación, igual y hasta rodaba por su mente una pelicula de lo que pasaría o podría pasar después de confesarle que me excitaba su nariz,.... bueno, que me excitaba tanto él como su nariz.