Mi adicción al Chai latte deslactosado, provoca visitas continuas a los cafés de la sirena o starfucks, no muy afecta al lugar, por cuestiones anti-yanquis, pero ¡es donde mejor sabe! Ni modo, así es la globalidad.
Hace ya algunos meses, coqueteaba con un barista. Son muy pocos los baristas atractivos en dichos lugares. Incluso, podría decir que sólo los he visto en: Pedregal, Centro Coyoacán, Prado Norte (sólo duró como una semana trabajando) y Aeropuerto (parte alta, zona internacional).
El caso es que con el barista 1 (Pedregal), el coqueteo empezó el año pasado. Confesaré que es más chico, pero físicamente es parecido al “hombre que el destino me regaló”, que será mi segunda confesión, coqueteaba con él por el parecido, seguramente el diagnóstico psicológico será: transferencia. Al principio sólo eran miradas, contacto físico cuando me entregaba el chai y algunas conversaciones. Después vino lo obligado, las conversaciones en chat y cortesías continuas, como: un chai venti al precio de un alto, extra chai o el regalo de chais grandes. Salimos una vez, únicamente. Y no paso de unos besos, quizá porque tenía novia y le sacó. Seguimos chateando esporádicamente. Hace dos noches, sugirió que volviéramos a salir. Quedamos en ir al concierto de Bad Religion.
El barista 2, es alto, delgado, pero de buen cuerpo, pandrosón, vale madres, ojos verdes y le gusta el punk. ¿Cómo lo se? Soy observadora, trae una pulsera de Sex Pistols. Con él sólo coqueteo, intercambio de miradas y sonrisas, no hay más. Pero, ya sabe como me llamo y mi bebida, no es necesario decir mi nombre, ni que beberé, ni cuantos shots extras de chai o leche deslactosada. Está en la mira, para tirármelo.
No sé, cuál será primero, ¿el barista 2 o el freak de la oficina?
Ambos me encantan cuando los veo, bueno y si logró percibir su humor puedo mal viajarme hasta imaginar una escena de sexo en un sillón del starfucks o en el elevador de la oficina. Ahhh...!!! hay un tercer wey que me quiero tirar, mi ex-ciber amante, de él sólo tengo la foto de su pn.
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